EL CARNICERO DE MI BARRIO

Hola a todos en el grupo de facebook historias y relatos hot, me llamo Edith, tengo tres hijos, 49 años y soy de Uruguay.

 Este es mi primer relato y espero les guste. 

Esto ocurrió el año pasado y desde entonces me he convertido en una verdadera put1ta. 

Fue en febrero del año pasado. 

Resulta que en mi barrio todos los días al mediodía voy a la carnicería de Abel, un señor de 55 años aproximadamente, él siempre quiso atenderme, siempre se apuró para atender a los otros clientes para atenderme a mí, siempre supe y me daba cuenta por cómo me miraba que yo le gustaba mucho, él se fijaba en mis t3tas y en mi cola con una mirada muy intensa. 

A mi francamente desde que lo vi me dejo un tanto impresionada, porque a pesar de sus años ya no es tan joven su físico es muy lindo, es alto, macizo, de grandes brazos y manos muy fuertes hasta sus dedos son muy gruesos...lo que me generaba cierto morbo.

 Creo que yo tuve un poco la culpa de que me pasara esto, porque como somos todas las mujeres sin dejar a ninguna afuera y por más que digan algunas que no, pero es la verdad, nos gusta que nos miren el cul0 o las t3tas porque quiere decir que todavía estamos fuertes, aunque sea para que nos cojan. 

No sé en qué momento se dio, pero empece a desearlo mucho y casi como un juego empecé a ponerme los vestidos un poco más cortos y más escotados, no para que pasara nada sino para calentar al viejito. a pesar de que a mí también me calentaba no pensaba llevar las cosas mas alla de esos momentos de calentura cuando yo iba a comprar la carne 

Pero algo que paso imprevistamente, provoco en mí algo que nunca había sentido hasta ese momento, algo como que estallo en mi interior y me llevara a la situación que voy a contarles ahora. 

Un día sentí que él no me miraba más como antes, claro llego una chica mas joven que yo al barrio, eso me dio rabia, pero una furia que casi no podía controlar. Entonces comencé a vestirme más provocativa me puse, casi diría yo que faltaba poco para ser mini. 

Me compre porta ligas con medias color negras y una bombachita bien diminuta que se me metía toda en el cul0. Tal es así que mi marido me dijo un día,  ahora usas minifalda!! se te ve todo!! si salís así a la calle te van a c0jer en cualquier momento!!. 

Yo le respondí -que como decia semejante cosa! que no sea machista !! las mujeres nos vestimos como queremos !!! 

Pero me gusto lo que me dijo. Al otro día fui a la carnicería bien pintada y con todo puesto. Creo que se me fue la mano porque en mi afan de que se fijara nuevamente en mi, yo me agaché demasiado para ver un producto en el mostrador vidriera y pude sentir el aire en mi c0la. Cuando me di vuelta, media carnicería me estaba mirando el cul0. 

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Debo reconocer que tuve vergüenza, pero después se me paso, cuando salí de la carnicería él me dijo - ¡que hermosa que esta hoy! creo que un dia de estos le pongo los cuernos a su marido me lo dijo en tono de chiste, pero me gusto y sentía como que me latía el agujerito de la c0la.

Asi pasaron unos tres dias y la verdad es que no me lo podia sacar de la cabeza, un día se me hizo tarde porque le estaba preparando la comida a mi marido que viajaba y tuve que ir a la carnicería tarde, cuando llegue justo estaba bajando las persianas y le grite si me podía atender, me hizo seña que sí, abrió la puertita chica de la persiana pase y el cerro con llave. Me atendió entre charla y bromas y me dijo que le gustaría tener algo más conmigo, yo le respondi que no podía ser porque era casada y el me miro diciéndome que lo que tu estas buscando es que te cojan, sin dejar que yo respondiera mi negación dio la vuelta me agarro de los hombros y me arrincono contra el mostrador. 

Yo forcejeaba tenuemente para zafar, en realidad mi debil  resistencia era mas para que no pensara que yo estaba también muy caliente con él. 

Comenzo a besarme por el cuello mientras me decía te voy a romper el cul0 que tienes. Luego saco su p1ja que cuando la vi me quería morir, nunca había visto algo tan grande , la cabeza de su p3n3 parecia un durazno eso en verdad nunca lo habia visto asi.

 Me levanto la pollera me empezó a frotar con su pija por las piernas mientras me besaba las tetas, después de un rato yo me habia calentado  a niveles increíbles a tal punto que sentía que me chorreaba por mis piernas el flujo que emanaba de mi vag1na,  se me mojo mucho la bombacha a tal punto que  él se dio cuenta y me dijo - sí que estas caliente, enseguida me levanto en brazos y me tiro arriba de un mostrador me corrió la bombacha con la mano y me la metió de un solo empujón, vi las estrellas, pero no de dolor sino de placer al sentir tremendo pedazo en mi interior,  comenzó a bombearme con tanta fuerza que me parecía que me la sacaría por la garganta. Yo comencé a gemir muy fuerte porque me estaba volviendo loca de placer con su p1ja, nunca me habían cogido asi.

Luego me desespere cuando me dio vueltas boca abajo con las piernas en el suelo porque presentí que me la metería por el cul0 y me asusto. Ya que nunca lo hice por atrás, comencé a pedirle que no lo haga, pero él no me escucho y dijo te dije que te rompería el culo, enseguida salivo su enorme pija y a mi cola le puso mayonesa de un frasco que estaba en el mostrador, me la apoyo y comenzó a empujar suavemente y pude sentir como se abria paso lentamente la cabeza de su p3n3 dentro de mi c0la, él noto mi miedo y suavemente me dijo al oido -solo te voy a meter la cabecita , no tengas miedo 

Luego de un rato me dio vueltas me puso las piernas en su hombro y me la metió por la c0ncha y de vez en cuando alternaba metiendo la cabecita en la cola. Me tubo como media hora así hasta que me lleno la vagina  de leche, pude sentir como el semen caliente ingresaba en mi cuerpo llenándome por completo, luego me bajo de la mesa y le limpie la pija con mi boca, me la hizo chupar bien hasta que no quedara nada de semen en su pija. 

Luego me dijo que siempre me habia tenido ganas y que sabia que  esto algún día pasaría. Yo quede temblando no podía ni pararme de la c0gida que me había dado, pero no sé qué me paso, me acerque a él, lo bese metiéndole la lengua y luego me fui a mi casa con la carne que había ido a comprar para la comida de mi marido.

Hoy en día sigo llegando tarde a la carnicería para que me coja, que bien que coje, por lo menos lo hago una vez a la semana. 

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